Cardinal Club 2022
Conocemos primero el mundo a través de la literatura y solo más tarde a través de la realidad. Arthur Schopenhauer.
Nueva ronda de clásicos, antiguos y modernos, en Cardinal Club.
La fotografía muestra la biblioteca de Nassim Nicholas Taleb
Club de lectura:
01.22. La conjura de los necios. John Kennedy Toole. 1980.
02.22. El Quijote. Miguel de Cervantes. 1605.
03.22. Canto yo y la montaña baila. Irene Solà. 2019.
04.22. El paseo. Robert Walser. 1917.
05.22. Cartas a Lucilio. Séneca. 65 a.C.
06.22. El cuaderno gris. Josep Pla. 1966.
07.22. Feria. Ana Iris Simón. 2020.
08.22. Plataforma. Michel Houellebecq. 2001.
09.22. Hábitos atómicos. James Clear. 2018.
10.22. Open. Andre Agassi. 2009.
11.22. El extranjero. Albert Camus. 1942.
12.22. Anna Karénina. Lev Tolstói. 1877.
Cineclub:
01.22. El apartamento. Billy Wilder. 1962.
02.22. Master of none + Fleabag. Aziz Ansari & Phoebe Waller-Bridge. 2015 & 2016.
03.22. Vértigo. Alfred Hitchcock. 1958.
04.22. Soul + Inside out. Pete Docter. 2015 & 2020.
05.22. La gran apuesta. Adam McKay. 2015.
06.22. Fargo. Noah Hawley. 2014.
07.22. Eyes wide shut. Stanley Kubrick. 1999.
08.22. El viento se levanta. Hayao Miyazaki. 2013.
09.22. Lawrence de Arabia. David Lean. 1962.
10.22. Relatos salvajes. Damián Szifron. 2014.
11.22. Hannah y sus hermanas. Woody Allen. 1986.
12.22. Mad men. Matthew Weiner. 2007.
La lista completa, desde septiembre de 2020:
Club de lectura. Cineclub. Cardinal Podcast.
Escribir con sangre
Dijo Nietzsche que «de todo lo que se escribe, solo me gusta lo que un hombre escribe con su propia sangre». Me gusta Tolstói porque escribe con dolor. También Camus. Y por supuesto Walser. En La conjura de los necios la sangre es incluso literal. John Kennedy Toole perdió la cabeza en el personaje de Ignatius, quitándose finalmente la vida. Su madre, una mujer con una misión, pelearía durante 10 años hasta publicar el manuscrito. Los editores que rechazaron el libro murieron con ese arrepentimiento. Todo texto es una herida y solo la herida profunda genera un texto memorable. Emil Cioran, el filósofo rumano, escribió durante 15 años en el cuaderno de su mesita de noche. Una serie de ideas caóticas, en tuits pesimistas, que ordenó destruir. La viuda, por suerte, ignoró esa parte del testamento. Cioran leía y escribía por necesidad y por azar, huyendo de la siempre penosa actualidad. Anotó que solo escribe uno con pasión cuando se siente acorralado, allí, en ese breve momento de libertad, aparece la verdad.
Mi fragmento favorito del cuaderno:
Solo hay que escribir y sobre todo publicar cosas que hagan daño, es decir, que recordemos. Un libro debe hurgar en llagas, suscitarlas. Debe ser la causa de un desasosiego fecundo, pero, por encima de todo, un libro debe constituir un peligro.
Bienvenido al club de los libros peligrosos.
Joan Tubau — Cardinal