La utilidad de lo inútil
Solo es realmente hermoso lo que no sirve para nada. Nuccio Ordine.
La utilidad de lo inútil es el curioso ensayo del filósofo italiano Nuccio Ordine.
En uno de los desordenados capítulos comparte la carta del médico Wilhelm von Waldeyer, hablando de un joven discípulo llamado Paul Ehrlich, que jugaba en su laboratorio.
Me di cuenta de que Ehrlich trabajaba largas horas en su mesa, absorto en la observación al microscopio. La mesa fue cubriéndose gradualmente de manchas de toda suerte de colores. Me acerqué y le pregunté qué estaba haciendo con tal despliegue de colores. Entonces este joven estudiante de primer semestre, en un curso de anatomía, alzó la vista y dijo en voz baja: «Ich probiere». Esto podría traducirse libremente como «Estoy probando» o como «Solo estoy jugando». Le repliqué: «Muy bien, continúe con el juego». Vi enseguida que sin ninguna enseñanza o dirección por mi parte tenía en él un estudiante de calidad inusual.
Ehrlich ganaría el Nobel de Medicina en 1905.
La moral de la historia, en palabras de Ordine:
No creo que la idea de utilidad cruzara nunca por la mente de Ehrlich. Él tenía interés. Era curioso; continuó jugando. Por supuesto, su juego se guiaba por un profundo instinto, pero se trataba de una motivación puramente científica, no utilitaria. ¿Qué resultó de ello? Koch y sus asociados establecieron una nueva ciencia, la ciencia de la bacteriología. Los experimentos de Ehrlich fueron entonces empleados por un compañero de estudios, Weigert, para colorear bacterias y contribuir por ese medio a su diferenciación. El mismo Ehrlich desarrolló el coloreado del frotis de sangre con tintes en el que se basa nuestro moderno conocimiento de la morfología de los glóbulos rojos y blancos. No pasa un día sin que en miles de hospitales se aplique la técnica de Ehrlich para analizar la sangre. De este modo, el juego aparentemente sin objeto de la sala de disección de Waldeyer se ha convertido en un factor determinante en la práctica de la medicina.
Ich probiere
La búsqueda de la utilidad condiciona el proceso (¡lo perversa!) porque, paradójicamente, los resultados verdaderamente útiles derivan de investigaciones improductivas. La ciencia como sucesión de hallazgos experimentales, en unos juegos intuitivos. La historia se repetiría con Michael Faraday, padre de la electromagnética.
La utilidad no le interesó en ningún periodo de su incomparable carrera. Faraday se mantuvo absorto desenmarañando los enigmas del universo, primero químicos y después físicos. La cuestión de la utilidad nunca se suscitó. Cualquier sospecha de aplicación práctica habría limitado su inquieta curiosidad. La utilidad surgió, pero nunca fue el criterio al que sometió su incesante experimentación.
En este mundo confuso, quieres perseguir todas las pistas, nunca perderte una fiesta. La curiosidad genuina (¡con su exposición positiva!) es la estrategia sostenible en el tiempo. La productividad es la consecuencia en la mente inquieta, que estará trabajando en aquello que de verdad le interesa. ¿Cómo no va a ser productivo si se levanta un domingo a las 7? Con tantos libros de mejora personal hemos olvidado lo realmente importante: tiene éxito quien encuentra un motivo. La productividad por la productividad ha hecho de los Estados Unidos el país más rico del mundo. También el mayor consumidor de antidepresivos. Con 15 días de vacaciones, sin tiempo para jugar, buscan el sentido quemando dinero en Saint-Tropez. Los muy desgraciados posponen la pregunta en compras materiales, pero a largo plazo están jodidos. La búsqueda de conocimientos inútiles, que más tarde conectaremos, es tu vía de escape. El camino de la promoción corporativa es lineal y tramposo. El camino del propósito es incierto y honesto. Tienes que confiar en el proceso. No existe garantía de éxito.
«¿Cómo valoras el riesgo de no actuar?», se pregunta el personaje de Mark Strong en Zero Dark Thirty. El riesgo funciona en negativo. ¿Qué pasa con tu vida si decides no hacerlo? La elección es entonces evidente. No tienes toda la información pero el instinto nunca miente. Por eso te jode leer esto. Y por eso regresas impulsivamente. Porque la vida transcurre en un abrir y cerrar de ojos y Cardinal esconde las verdades del barquero. La huida hacia adelante, en una productividad materialista, arruina la carrera del pretencioso. El talento sin valentía le lleva a proyectar en el vacío del universo, prefiere actualizar con anglicismos el muro de LinkedIn antes que quedarse 5 minutos quieto—y pensar cuáles son sus verdaderas preferencias. Toca gestionar en prueba y error la incertidumbre de la economía. En tiempos grises, el mejor plan consiste en perseguir la curiosidad, trabajar azarosamente, esperando un accidente.
«Ich probiere».
La ventaja para el que juegue.
Joan Tubau — Cardinal
Programa Cardinal
Abrimos nueva edición. Cardinal & Cardinal X.
El curso empieza el lunes 10 de enero. Registro ya abierto.
Programa Cardinal: 3̶9̶9̶€̶ 339€ con el cupón ENE22C3
Programa Cardinal X: 2̶4̶9̶€̶ 209€ con el cupón ENE22X1
Cardinal Club
Piensa tu carrera en compañía de los clásicos.
Únete a la comunidad online de Cardinal Club.
Cardinal Checklist
¿Tienes una entrevista de trabajo?
Prepárala con Cardinal Checklist.
Imagen: Experimento con un pájaro en una bomba de aire. Joseph Wright.